miércoles, 22 de febrero de 2012

Yo, argentino ¿no?

Estoy indignada. Indignada y frustrada.
Por un lado con el gobierno. ¿Cómo puede ser que después del aumento a los diputados de más de un 100% del sueldo no quieran arreglar con los docentes un 29% porque es irreal? ¿Dónde estamos, en el reino del revés? ¿Qué esperar de un país donde se menosprecia a la educación, donde hay que vivir haciendo paro, reclamos y luchando por lo que nos corresponde TODOS los años, viviendo la misma historia? Y claro, si la educación no es importante. Es mejor no educar. No enseñarles a pensar, porque cualquier persona que piensa no se arregla con 2 choripan y una gaseosa, y no se arregla con un plan trabajar en el que te pagan por rascarte a veinte manos y no hacer nada para merecer el sueldo que te pagan. En un país donde se fomenta la vagancia, donde hoy tener un título ya no sirve de nada, porque total el gobierno te mantiene. Y los pelotudos que trabajamos mantenemos a todos los vagos que se benefician de planes del gobierno que en lugar de hacer cambio, les regala cosas. No digo que no tengan derecho a tener plata. Pero que esa plata se la ganen . Que hagan algo para conseguirla. Que paguen impuestos como pago yo. Ellos no tienen una casa, pero el gobierno se las regala. Y yo ni trabajando 20 años puedo comprarme una casa porque el precio es una locura. Claro, total la boluda trabaja y tiene que pagar el alquiler, además de los impuestos y seguir viendo que incrementa el precio de todo, pero mi sueldo no. Esto es Argentina. Y es una vergüenza.
Por otro lado, estoy indignada con la forma de la Educación de este país. Tanto la pública como la privada. De la pública critico la manera de entrar: es injusto que una persona pase toda su vida haciendo cursos de 0,34238432 centésimos para poder acumular puntaje y ver si conseguis una suplencia (de 2 meses con muchísima suerte, porque como mucho son 2 o 3 días cuando recién empezás), que te la paguen después de 2 meses y encima esperar a ver si te llaman en algun momento de otra (Y NUNCA vayas a decir que no podés porque olvidate... no te llaman NUNCA más). Uno no puede vivir esperando a ver si lo llaman. ¿De qué vive? ¿Del aire? No me parece justo. Eso debería cambiarse. Pero el problema es que si se cambia ¿Cómo entrarían a trabajar? ¿Como en los colegios privados? No, peor.
Lo que le critico a la educación privada es que tengas que ser "conocido de" para poder entrar a trabajar a un colegio. ¿Por qué? ¿Qué pasa si no conoces a nadie? ¿Sos un asesino serial? ¿Un violador a sueldo? Podés ser "conocido de" y serlo también... Una cosa no quita la otra. Me parece ridículo que sea la única manera de entrar (hablo de colegios laicos como católicos). Porque a fin de cuentas, tener un curriculum "espectacular", "impecable", y otra sarta de elogios que tuve que escuchar y que no sirvieron de nada, es lo mismo que no tener experiencia, porque al fin y al cabo si no sos "conocido de" no entras a una privada. Y si no tenés un puntaje de 35 pts, tampoco ingresas en municipalidad. Lo mismo pasa con el promedio. Tanto esfuerzo en mi formación como docente... Un 9, 48 de promedio final de los tres años de carrera ¿para qué? Si a la hora de mirar el curriculum, lo único que importa es que seas "conocido de". Y en la educación pública ni siquiera cuenta el curriculum.
Y entre pito y flauta tenemos a las instituciones educativas privadas que no formaban parte de la enseñanza oficial y cuyos educadores no forman parte del convenio docente por lo tanto cobran miseria en comparación con lo que debería cobrar un docente (que tampoco tiene un buen sueldo que digamos a plata de hoy), y hacen más trabajo del que corresponde. Son estos jardines maternales privados, de 45 días a 5 años en su mayoría, en los cuales las madres salen del hospital post-parto y ya depositan a sus hijos allí para que los eduquen porque ellas están muy ocupadas haciendo carrera y plata como para ocuparse de sus hijos y por eso los mandan los 365 días del año practicamente (ya que estos jardines no cuentan con receso invernal ni vacaciones de verano porque trabajan con colonia, motivo por el cual las docentes que trabajan aquí no tienen las vacaciones necesarias para un docente que hace un trabajo bastante especial y que pone en riesgo su salud física y mental y por ello requiere un merecido descanso como el que tiene), también los mandan enfermos y te dicen "le di ibuprofeno, cualquier cosa llamame", y si pueden dejarlos desde las 7 y media de la mañana hasta que cierra el jardín (18.30 o 19 horas, depende el caso), también lo hacen. Y encima de todo, las maestras que trabajan en estas instituciones no sólo no cobran lo mismo que un docente privado o municipal (cobran muchísimo menos), sino que no tienen ni antigüedad docente ni aportes jubilatorios correspondientes a la educación.
En síntesis, la educación en este país es una vergüenza, y los que están a cargo de gestionar la educación desde arriba de todo, no hacen nada para cambiarlo. ¿Por qué? Porque les conviene, total, esos que no tienen educación son los que el día de mañana a la hora de votar van a elegir a ver quién les regala más boludeces. Wi fi para todos, negrópolis, notebooks educativas, festejos innecesarios del bicentenario, planes para alimentar vagos y casas para los que no tienen ganas de trabajar y ahorrar para comprarse una.
VIVA ARGENTINA (es una ironía, cabe aclarar).
Necesitaba desahogarme por acá, dado que si lo hago público en facebook tengo muchos datos y me van a acusar de gorila subversiva y tal vez me vengan a buscar y me hagan desaparecer por pensar distinto.
¿Me suena a figurita repetida?
Ah, sí. En el 76 pasó lo mismo.

domingo, 19 de febrero de 2012

She's all...

Llegó y en seguida la divisó allí, sentada en una mesa del bar, con un cigarrillo encendido.
Estaba increíble, como siempre. Su mirada estaba perdida y su semblante sombrío, lo que le provocó un nudo en la garganta.
Al llegar a su lado, la saludió cordialmente, le tendió la mano y le preguntó si podía tomar asiento. Ella asintió con la cabeza y lo observó con disimulo. Se dio cuenta de ello, así que en seguida ella desvió la mirada.
Nervioso como estaba intentó sacar conversación, pero ella se mostraba serena y poco elocuente. Apenas si le dirigía la mirada. En el fondo, él sabía que no se atrevía a mirarlo porque no quería afrontar todos los sentimientos que aún sentía por él. Lo sabía. Pero él necesitaba que ella le sostuviese la mirada.
Sentía como si el puñal que llevaba en el pecho desde hacía tiempo lo estuvieran hundiendo aún más con cada silencio de ella, con cada mirada triste, apagada, con cada reprobación severa en sus ojos.
Aquellos ojos... ¿Cómo podían resultarle tan cautivadores siendo así, tan fulminantes como lo estaban siendo en esos momentos? Sin embargo la amaba, la deseaba con toda su fuerza, su cuerpo, y su corazón. Necesitaba rozar su mano con la suya, acariciarle la mejilla, el pelo. Que le dedicara una mirada, sacarle una sonrisa, hacerla hablar dulcemente como lo había hecho siempre.
Sabía que ella estaba dolida y que intentaba mostrarse fuerte e inflexible, pero que en el fondo no lo era y ella también estaba muriendo de dolor y conteniendo las ganas y la necesidad de un abrazo.
Un abrazo... Oh, si tan sólo sus brazos pudieran rodearla... Si apenas la dejara contenerla. Ella cabía perfectamente entre sus brazos y él se sentía tan a gusto apretujándola contra sí. Tenía la necesidad de aferrarla a sí y sentir que nunca, pero nunca jamás volvería a dejarla ir. Necesitaba que ella le diera esa seguridad, esa ilusión. No podía más con tanto dolor. Clemencia, piedad, redención, misericordia. Sabía que el corazón de la muchacha era grande y era capaz de perdonar. O no le importaba acaso, sólo quería tocarla. Su mano, su cabello, su rostro, sus labios... Esos labios que ansiaban un beso desesperado y salvador. Esos besos reconfortantes como los suyos; únicos y tan perfectos.
La amaba. No tenía dudas sobre eso. Y lucharía por estar con ella así significara hacer todo lo que no hubiera hecho jamás. No la soltaría nunca más, a menos que ella le dijera con seguridad y mirándolo a los ojos que ya no lo amaba y que no quería estar con él. Cualquier indicio de duda sería para él una señal de que valía la pena seguir luchando. Y él, conociéndola como la conocía, podía ver la duda en su mirada desde el momento en que llegó al bar. Y por eso estaba allí, para pelear por su amor, para recuperarla, para volver a amarla y hacerla feliz para siempre.
Aún conservaba la esperanza y sabía que era lo último que le quedaba.
Su corazón latía precipitadamente y la tristeza lo inundaba, pero allí estaba, junto a ella, que al fin le sostuvo la mirada... Y en ella vio comprensión, amor, perdón, consuelo.
Ella era todo lo que él necesitaba.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Amor se escribe con sangre


"Después, se limitó a abrazarla por un buen rato, mientras los grillos del exterior interpretaban su música. Finalmente, se movió.
- Ojalá te pudieras quedar aquí - susurró-. Ojalá pudieras quedarte aquí para siempre. Pero no puedes.
- Lo sé - respondió ella con voz igualmente queda.
Los ojos de ambos volvieron a encontrarse en silenciosa comunión. Había tanto que decir, tantas razones para estar juntos...
- Mañana - dijo ella; luego recostándose en su hombro susurró, - pase lo que pase, Stefan, estaré a tu lado. Dime que lo crees.
Su voz sonó baja, amortiguada por los cabellos de la muchacha.
- Ah, Elena, lo creo. Pase lo que pase estaremos juntos".


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"- Sólo existe - dijo ella - un modo de que anuncie al instituto que hemos roto. Y es si me dices que no me amas y no quieres volver a verme. Dime eso, Stefan, ahora mismo. Dime que no quieres estar conmigo nunca más.
Él había dejado de respirar. La miró desde su altura, con aquellos ojos verdes estriados como los de un gato en tonalidades esmeralda, malaquita y verde acebo.
- Dilo - le instó ella-. Dime cómo puede seguir adelante sin mí, Stefan. Dime...
Jamás consiguió finalizar la frase. Quedó interrumpida cuando la boca de él descendió sobre la suya."

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"- Entonces, simplemente tendremos que asegurarnos de que no puedan llevarlo a cabo. Pero incluso aunque no pueda, no voy a huir. No te dejaré, Elena; voy a quedarme y pelear.
- Pero te harán daño. Stefan, no puedo soportar eso.
- Y yo no puedo dejarte. Está decidido. Deja que me preocupe de lo demás; encontraré un modo. Y si no lo hago..., bueno, suceda lo que suceda, me quedaré a tu lado. Estaremos juntos.
- Estaremos juntos - repitió Elena, y apoyó la cabeza en su hombro, feliz de dejar de pensar por un rato y simplemente ser."

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"Pero al mirarla a los ojos aquella noche, vio comprensión. Perdón. Amor.
Su amor lo había curado.
Y fue entonces cuando él supo que jamás podrían estar separados.
Otros recuerdos afloraron, y Stefan se aferró a ellos, incluso a pesar de que el dolor lo desgarraba igual que unas zarpas. Sensaciones. El contacto de Elena contra su cuerpo, flexible en sus brazos. El roce de sus cabellos en su mejilla, livianos como el ala de una mariposa nocturna. La curva de los labios de la muchacha, el sabor que tenían. El increíble color medianoche de sus ojos..."

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"Toda la frustrada ternura de los últimos seis meses, toda la emoción que había mantenido encerrada en su corazón durante aquel tiempo, brotó en cascada, sumergiéndole. Ahogándolos a ambos. Bastó sólo un leve movimiento, y él ya la abrazaba.[...] Ella se estremeció en su abrazo; luego, con los ojos aún cerrados, alzó los labios.
No hubo nada frío en el beso. Hizo que saltaran chispas de los nervios de Stefan, fundiendo y disolviendo todo lo que había a su alrededor. Sintió que el control se deshacía, el control que él se había esforzado por conservar desde que la perdiera. Todo en su interior estaba siendo liberado violentamente, todos los nudos desatados, todas las compuertas abiertas. Sintió las propias lágrimas mientras la apretaba contra él, intentando fundirlos a ambos en una sola carne; un cuerpo. Para que nada pudiera volver a separarlos jamás."

Crónicas Vampirícas. Lisa Jane Smith.