domingo, 22 de abril de 2012

Trust no one

Sigo sin aprender a callarme la boca. Me sigo amargando por cosas que no debo.
¿Cuándo voy a aprender a no confiar en la gente? ¿Cuándo voy a asumir lo que creo de la gente? Pienso que más gente conozco, más extraño a mi perro. Pero me sigo equivocando con las amistades. Me sigo equivocando al confiar en la gente. Al encariñarme con alguien que no resulta ser como uno pensaba.
Al final, todos muestran la hilacha.
No entiendo la competencia de las mujeres. Simplemente no lo puedo entender ni explicar. ¿Qué necesidad? ¿Para qué quieren ser más? ¿Por qué tanto complejo de inferioridad que todo el tiempo tienen que estar buscando ser mejor que el otro, pisar cabezas, criticar? Es fácil criticar. (Y divertido, diría Homero). Pero aún así, no considero justo que lo hagan. ¿Por qué en lugar de hacer una telenovela de algo que pasó no hablan las cosas con quién tienen que hablarlas? ¿Por qué en vez de dejarse llevar por los cuestionamientos que le hacen los demás, por las cosas que escuchan, leen, les cuentan, no preguntan cuál es el problema a quién tienen que preguntarle? ¿Por qué a ese tipo de personas no se les puede decir nada que en seguida se ofenden y no son capaces de hacerse cargo de las cosas que dicen y hacen?
No voy a entendern nunca a las mujeres.
No me gusta el puterío. Trato de no meterme. Pero cada vez pienso más y más en que hay que hablar sólo lo justo y necesario... A mí me gusta hablar, no lo voy a negar. Pero a veces, con ciertas personas tenés que tener mucho cuidado y seleccionar muy bien las palabras objetivamente para que no se transgiversen luego las cosas y no haya lugares a dudas posteriores. De todas maneras, si alguien le quiere buscar el pelo al huevo se lo va a encontrar. El tema es que a veces uno cree que habla con alguien de confianza y luego se da cuenta que esa persona no era digna de fiar, y te clava un puñal por la espalda, habla demás y arruina las cosas. Y en lugar de hacerse cargo, se hacen las mosquitas muertas.
Conclusión 1: no se puede confiar en nadie.
Conclusión 2: necesito otro perro para poder hablar, contarle mis problemas y abrazarlo cuando estoy mal.
Conclusión 3: nunca se termina de conocer a las personas.
Conclusión 4: necesito escribir por acá más seguido, a fin de desahogarme, hablar todo lo que tengo que hablar, todo lo que me gusta, todo lo que quiera decir sin que nadie me critique o haga juicios de valor sobre lo que digo, pienso, escribo, hago, etc.
Conclusión 5: soy un hombre frustrado. No tendré pito, pero me siento un hombre a veces. No me llevo con el género femenino.