martes, 11 de septiembre de 2012

Algo de vos

No sé para qué ni por qué ponerme a pensar en lo que me gusta de vos... Sería más fácil decir qué no me gusta de vos, que es mucho menor... Aunque en realidad no lo sé, porque las cosas que no me gustan a la vez me gustan... Soy complicada, lo sé... soy mujer. 
Hoy hablaba con una amiga y me preguntaba si la inestabilidad no me generaba incertidumbre y de ahí que me puse a pensar que en verdad no. Soy una persona tan acostumbrada a tener todo "planificado", ideado, armado por así decir, que tener algo que me pueda sorprender resulta atractivo. Dicen que los polos opuestos se atraen... no sé si es tan así, pero en algunos casos, creo que puede ser. 
Me gusta cómo me haces reír en el medio de mis enojos o en el medio de mi llanto. Me gusta que a veces me hagas llorar para recordarme que no todo en la vida es color de rosa (porque a veces de tan enamorada no caigo a la tierra), me gusta que me pases a buscar y me digas "adónde hay que ir?". Me gusta que uses esos apodos conmigo que sólo vos usas y que cuando no los usas me hacen pensar que estás enojado porque es costumbre que me llames así tiernamente. Me gusta cuando a veces no te veo por unos días, porque te extraño y cuando te veo siento como si hubiese sido una eternidad. Me gusta cuando me contás cosas de tu vida cotidiana, y sobre todo me gusta escucharte hablar (aunque no por teléfono porque no me gusta hablar por teléfono con nadie). Me gusta mirarte a los ojos y que me hagas señas con la cabeza como diciendo "qué te pasa?". Me gusta que cuando estás serio o enojado fruncís los labios y se te hacen chiquitos y más carnosos que de costumbre y me dan más ganas de mordértelos. Me gusta tu cuerpo "tallado a mano en piedra cáliza"... si supieras lo bien que se siente verlo y tocarlo. Me gusta cuando a veces me ignoras... me hace desearte más y más. Me gusta cuando me preguntás cosas de mí (aunque a veces no te interesen), me hacen sentir que estás atento a mí y a mis ganas de hablar que nunca me faltan. Me gusta cuando tardas un siglo en alistarte y en ponerte lindo (más de lo que sos) para salir conmigo. Me gusta cuando me decís "en media hora estoy", y tardás más en llegar... La espera genera ansiedad, y la ansiedad más ganas de verte... (una vez leí una frase que dice "yo no llego tarde, genero expectativa", y te adjudiqué automáticamente a vos). Me gusta cuando me decís cosas para que me ponga celosa... porque aunque sabés que me vuelve loca, sé que te gusta que me ponga celosa con pavadas. Me gusta cuando me demostrás seguridad... cuando me decís "yo soy más hermoso", "él no tiene este lomo" o "te encanto, no?" (seguido de una guiñada de ojo, siempre). Me gusta cuando me cargás y en vez de enojarme termino riéndome como una boluda que soy. Me gusta cuando me explicás cosas que no sé y que las aprendo con vos. Me gusta escuchar tus anécdotas laborales, o del gimnasio o de tus amigos. Me divierto mucho con vos.
Me gusta mirarte. Sobre todo a los ojos. Esos ojos miel hermosos que tenés. Y tu sonrisa. Me encanta tu sonrisa y tus dos dientes separados. Me vuelven loca. Y el lunar de tu mejilla. Y tu voz... sobre todo tu voz. La voz que ponés cuando hablás por teléfono haciéndote el serio. Me gusta también cuando callás. Cuando estás pensativo y me hacés imaginar qué será lo que estás pensando. 
Me gusta dormir con vos. Que te den esas especies de descargas que te agarran mientras dormís que me sacudís toda y me asustás. Me gusta que me hagas cucharita cuando dormimos. Me gusta escucharte respirar. Me gusta verte dormir. Me gusta dormir abrazada al oso y pensar que te estoy abrazando a vos. Me gusta soñar con vos, aunque a veces tengo sueños feos, pero el pensar en perderte me hace valorarte más cada día. Me gusta cuando te perfumás y cuando llevas el aroma de tu piel que me encanta (no el olor a chivo, aclaro... eso mucho no me gusta jeje). Me gusta cuando te ponés ropa ajustada al cuerpo y se te notan los músculos que me hacen babearme... Me gusta cuanto te peinás los pelitos para arriba... me vuelve loca ese peinado... Me gusta cuando fumás y me tirás el humo en la cara. Me gusta verte en ropa interior. Me gusta cuando intentás convencerme para que te vaya a buscar algo. Me gusta que me des la mano cuando caminamos. Me gusta que me des besos en la mejilla (a veces, los prefiero en la boca igual). Me gusta que me abraces y más me gusta cuando lloro en tus brazos (si supieras la calma que se siente en medio de tanta angustia)...
Ahora que lo pienso... no sé qué es lo que no me gusta de vos... No quisiera volver a estar sin vos nunca. No sé si podría encontrar a alguien que me guste tanto como me gustas vos. No quiero encontrar a nadie más. Si supieras lo que daría por pasar mi vida entera con vos. 
Me volví estúpidamente cursi. Pero necesitaba comprobar que lo que siento por vos sigue intacto. Y lo descubrí. Cada día me gustas más. 

domingo, 9 de septiembre de 2012

'True love is suicide'

Había estado evitándola porque no quería llegar a esa situación. No podía enfrentar esa situación. No se sentía verdaderamente fuerte para ello. Además de todo, no sabía qué era lo que haría frente a aquella situación.
Pero ella necesitaba verlo. Y ya no podía seguir evadiéndola. Así que cedió y se encontraron en un conocido bar del centro de la ciudad, cerca de donde ella vivía.
La saludó con cálido beso, pero no se dijeron más que "hola". El momento se hallaba incómodo para ambos, y por ello no sabían qué decirse. Ella estaba hermosa, como siempre, con su cabello radiante y brilloso, los ojos (aquellos que lo habían conquistado), negros como la noche resaltaban en aquel pequeño rostro de mujer-niña y sus labios se entreabrían de a ratos para suspirar, porque ella tampoco sabía qué decir. Pero no lo miraba. Bajaba la cabeza y de a ratos miraba hacia algún lugar. Pero su mirada no estaba como siempre. Tenía la mirada perdida y se notaba en ellos una angustia contenida. Era hermosa, no tenía dudas de ello. Sentía ganas de abrazarla, pero a la vez necesitaba contenerse porque si no pensaba en frío se desarmaba y se volvía débil nuevamente.
Finalmente, ella tomó coraje y rompió el hielo preguntándole que era lo que lo tenía preocupado.
Él tomó aire y cerró los ojos. No podía decirle todo de una vez. No quería lastimarla. Pero tampoco podía seguir pretendiendo que todo estaba bien. Así que de a poco fue soltándole las cosas que sentía y ella escuchaba atenta, callada y le sostenía la mirada perdida.
Él la observaba mientras se desahogaba, pero sabía que estaba subiendo la marea y que en cualquier momento se iba inundar aquella pequeña carita de lágrimas incontrolables.
No decía nada. Sólo lo miraba con cara de perro mojado y asentía a lo que él decía, lo que lo ponía aún peor porque sabía que todo eso la estaba lastimando, pero ya no podía callarlo más. Y cuando le pidió que hablara, lo único que pudo hacer fue bajar la cabeza e intentar ocultar las lágrimas (cosa que en verdad no le salió muy bien).
Se sentía tan despreciable. No quería esto para ella. Pero no podía evitarlo. Era algo que se les iba de las manos. Le pidió que por favor no llorara. Pero ella levantó su rostro bañado en lágrimas y esbozó una pequeña sonrisa. No quería que la viera llorar, pero no podía aguantar la tristeza que llevaba dentro. Le salía desde muy profundo de su pecho y lo único que quería era aferrarse a él y no dejarlo nunca más ir. Sabía que no quería otros brazos, ni otros besos, ni otras manos que la tocaran. Lo quería a él para toda la vida. Y él también a ella, pero sentía que ya no era lo mismo. Y no sabía exactamente bien lo que sentía, pero no tenía dudas de algo sentía por ella y la situación totalmente le estaba haciendo mal también a él. Pero necesitaba decírselo. Aunque no quería ni en ese momento ni en ese lugar, pero tampoco podía dejarla esperando más tiempo. Ella debia saber lo que pasaba para intentar entenderlo. Y porque ella no se merecía sufrir. Necesitaba aclarar su cabeza, pero no podía más de verla así.
Caminar un rato en silencio y sólo se oía el sollozo de la muchacha, que intentaba disimularlo pero no podía. Y él se sentía miserable. Y culpable. Aunque sabía que no lo era, pero no podía dejar de sentirse así. Ella se detuvo un momento para encender un cigarrillo. Le temblaba la mano. Al verla, no pudo hacer otra cosa que estrecharla entre sus brazos y decirle que no todo estaba perdido, que sólo tenía que decirle lo que le estaba pasando. Y ella lloraba. Se aferraba a su pecho como un niño a su peluche. Y lloraba. Lloraba como nunca antes él la había visto llorar. Y acariciaba su cabello con ternura y angustia. Sentía ganas de llorar. Pero no lo haría. No delante de ella. Necesitaba mostrarse fuerte, no podía flaquear. Pero la necesitaba. No quería estar sin ella. Sabía que no iba a encontrar otra como ella. Podría haber muchas, pero ella... ella era especial. No podía negarlo.
Qué mierda era el amor.

sábado, 8 de septiembre de 2012

It's me against the world

Otra vez un nudo en la garganta. Otra vez la misma sensación.
A veces no entiendo por qué creo esta barrera para que el mundo no se me acerque. ¿A qué le tengo miedo? Ya debería ser más fuerte. ¿Por qué no puedo avanzar con nada? ¿Qué es lo que me pasa por dentro?
Me siento sola. Y lo estoy. Lo estoy porque lo necesito. Porque necesito encontrarme conmigo misma, porque no quiero ni puedo abrirme al mundo otra vez. ¿Por qué? ¿Desconfianza, inseguridad, miedos, presentimientos? Quién sabe! Lo cierto es que he creado un muro delante mio y es lo único que me protege.
¿De qué? ¿De la mentira, del engaño, de las verdades ocultas, de la traición de la gente, de la ignorancia? Quién sabe! Lo cierto es que permanezco detrás del muro y me tomo de las rodillas encogida como un niño pequeño que se refugia ante la soledad misma.
No estoy verdaderamente sola. Y lo sé muy bien.
Pero así y todo, lo que tengo no me alcanza para ser feliz.
¿Y qué es la felicidad? ¿Tener una pareja estable, un proyecto de vida, dinero, plata, viajar, tener hijos, un trabajo estable, trabajar de lo que a uno le gusta, alcanzar sueños? Quién sabe! Lo cierto es que para mí la felicidad no es algo alcanzable.
Y me fundo en la teoría platónica para creer en esto: la felicidad pertenece al mundo de las ideas; es algo que no pertenece a la tierra. Por lo tanto creo en momentos felices. Pero no en la felicidad como una forma de vida. No se puede "ser" feliz. Se puede "estar" feliz, pero nadie es realmente feliz. Al menos eso creo yo.
Una vez una chica me preguntó "Vos sufrís?"... Y yo pensé... ¿y quién no? Todos sufrimos de alguna u otra manera. Cada uno tendrás sus motivos, algunos serán más graves que otros y por eso minimizarán los problemas ajenos en algunos casos. Pero todos sufrimos algunas veces.
Pero en estos momentos siento un vacío dentro que no sé cómo calmar. Intento ver las cosas con color pero sólo veo todo negro. Hay algo en mí que no me está dejando avanzar y no puedo descubrir todavía qué es.
Y la puta que me la está haciendo pasar mal!
Necesito irme lejos. En lo posible sola. Aclarar mi cabeza. Escuchar mi mente. Conectarme conmigo. Despejarme. Relajarme. Descubrirme. E intentar abrirme nuevamente al mundo.
No puedo ir contra él.