sábado, 22 de octubre de 2011

No debí decir...

Cómo cuesta contar hasta diez. Cómo cuesta el mantener la boca cerrada.
Y después el tormento por arrepentirse por lo que dijiste se hace eterno.
Hasta que se calman las aguas.

4 comentarios:

  1. Las aguas siempre se calman, por suerte. Pueden volver a estar turbulentas en un tiempo, pero siempre paran.
    Lo principal acá es una sola cosa: Siempre hay una razón por haber dicho lo que se dijo.

    ResponderEliminar
  2. Sí, pero hay casos en que perder la paciencia trae consecuencias. No está bueno.

    ResponderEliminar
  3. Si hablamos de perder la paciencia, creo que todos en algún momento necesitamos explotar, no seguir soportartando y perder la paciencia, dejar pasar un tiempo y volver a juntar fuerzas. Lo merecemos

    ResponderEliminar