lunes, 7 de noviembre de 2011

Take a look into this eyes...

Levantó la vista y se dio cuenta de que la estaba observando.
Desvío la mirada con disimulo y luego volvió a fijarse en esos ojos que no se le quitaban de encima.
Se sentía un poco incómoda, pero a la vez despertaba su curiosidad.
¿Por qué no decía nada? No iba a ser ella la que hiciera la primer jugada.
Estaba segura de que no le debía nada. Y ese juego de miradas que venía haciendo de hace tiempo ya la estaba empezando a fastidiar. ¿Qué clase de persona hace lo mismo siempre y sin embargo no toma iniciativa?
¿Por qué era tan complejo entenderlos? Pensaba que a fin de cuentas, si ella daba el primer paso daría a entender otra cosa. Pero le molestaba profundamente esperar.
Tal vez se hiciera una película donde no la había. Pero aún así, no sé explicaba aquel histeriqueo.
Llegaba a pensar que tal vez ella era el problema. No obstante, no debía echarse culpas, esta vez no había hecho nada. Creía firmemente que la ignorancia en algunas ocasiones era una buena estrategia. Aunque tal vez no debía llamarse ignorancia... Sino sutileza. Digamos que no lo ignoraba. De vez en cuando solía devolverle aquella mirada. Pero se hacía la desentendida. Hasta que no fuera a hablarle, no mostraría interés alguno en él. Todavía le quedaba algo de orgullo y de dignidad.
Se mostraría fuerte, segura y decidida. Ésa era ella. Y no podía rebajarse a eso por resignación.
Era lo último que haría en su vida.
La resignación es para los desertores. Ella lucharía por sus convicciones hasta el final.

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