Cerró los ojos y respiró profundamente.
- No me afecta.- dijo como tratándose de convencer a sí misma.
Pero si no lo hacía.... ¿qué era ese nudo en la garganta que no la dejaba tragar?
No quería pensar, pero resultaba inevitable. La mente nos traiciona de vez en cuando.
Sin embargo, no podía dejarse caer por algo que no valía la pena ni tenía sentido alguno. No era sano, y tampoco era justo. Logró lo que hacía tiempo había intentado lograr, y no se iba a dejar caer ahora. No después de todo lo que había conseguido hacer en el último tiempo. No iba a flaquear, no bajaría los brazos. Un tropezón no es caída, y como esos seguro habría un montón. Pero había que seguir adelante.
De alguna manera sentía que valía la pena... que muchas cosas mejores la esperaban, y que el destino seguramente tenía preparado algo mucho mejor para ella, y sólo tenía que salir y buscarlo....
O quizás no se trataba de buscar... quizás sólo debía dejar que las cosas pasen.... Seguir su vida, pero mirando atentamente en el camino, a fin de no perderse de vista detalle que pueda dar con el tramo hacia su felicidad.
Bueno, tal vez era un poco absurdo pensar así.... Su felicidad sólo dependía de ella. De ella y de nadie más.
Y decidió salir a caminar. Descubrió que la música era lo único que la hacía sentirse mejor cuando se encontraba así. Por lo tanto, el sol y el cálido día de fines de invierno la ayudó a mantener la frente en alto y seguir caminando esperando lo que pudiera estar deparándole el destino.
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